martes, 14 de febrero de 2012

¡SUBCAMPEONATO DE ORO! (España 2-3 El Salvador)


Una delgada línea separa la gloria del purgatorio, y Tomás Hernández, que falló el penalti decisivo ante México en el debut, necesitó ayer solo de los 10 segundos finales del juego para guiar a El Salvador a un apretado triunfo de 2-3 sobre España. Victoria que al final se quedó corta, ya que México se impuso 2-1 a Estados Unidos en tiempo extra y se agenció el trofeo de campeón del BSWW Tour Cancún 2012.

Con todo y que el milagro no se obró, y que Rudis Gallo no podrá regresar a casa con el cetro de campeón, los guerreros de playa dejaron sus nombres en lo más alto del firmamento mexicano después de cosechar un empate 4-4 ante México –3-4 en penaltis–, una victoria 6-8 sobre EUA y el triunfo 2-3 sobre España.

El título legal, pero quizá injusto, fue para los anfitriones, a quienes les bastó con ganar un solo juego en tiempo regular, uno más en tiempo extra y otro en penaltis para dejar el trofeo en sus vitrinas.

Salvo ese disgusto, la Azul de playa dejará hoy las arenas de Cancún con la frente en alto. Agustín Ruiz, el capitán de los pescadores se traerá para La Pirraya el título de subcampeón, los trofeos de campeón de goleo –siete dianas– y de mejor jugador del torneo.

Al “Tin” le bastó la brillante actuación de los dos primeros juegos, porque ayer ante España si bien mostró sacrificio y ambición se fue en silencio. Empero, la selección de playa es una familia, una sociedad en la que si a uno le falta el otro lo aporta, y ayer el festejo corrió por cuenta de Hernández. El zurdo de La Pirraya aprovechó 10 segundos del final del encuentro para robar un balón y sacar un tiro raso que, en complicidad con la arena, dejó sin reacción al meta ibérico Jesús Donaire.

Ese tanto avivó el festejo de los salvadoreños, una hinchada que ya comenzaban a sufrir de taquicardia al ver cómo el tiempo extra y quizá penaltis se acercaban como rayo.

Fueron dos veces las que Tomás Hernández cargó a la selección de playa sobre sus hombros. La primera fue cuando colocó el 1-2 después de capitalizar una de las mejores jugadas en conjunto que dejó el partido. Eliodoro Portillo mandó su saque aéreo con precisión a Walter Torres y este, lanzándose en palomita, asistió a Tomás, que con cabezazo cruzado venció a Donaire.

Ese gol cronometrado en el primer minuto y medio del tercer episodio puso en ventaja a El Salvador 1-2, pero le restó ambición, se echó atrás y Donaire aprovechó el espació para decretar el 2-2 desde su propio arco a falta de ocho minutos.

Sufrimiento
El gol ibérico le inyectó emoción y sufrimiento a un partido que, a juzgar por lo observado en el primer período, pintaba accesible para El Salvador.

De hecho, en este episodio “el Tin” probó no menos de tres veces a portería y los españoles no sumaron una sola ocasión de gol. Eso sí, el dibujo táctico de los europeos no se desarmó, cerró bien los espacios y eso les alcanzó para irse al primer descanso con su portería en cero.

Fue hasta el segundo rollo que el público congregado en los graderíos del estadio Hotel Sunset Royal de Cancún disfrutó los primeros goles. Llorenç Gómez puso a celebrar a los españoles con un gol de tiro libre cuando restaban 2:48 minutos por jugarse pero fue una alegría efímera, ya que solo segundos después Walter Torres hizo el 1-1 con potente remate a quemarropa.

El Salvador pudo llegar mucho antes al gol, pero Agustín ni estuvo fino ni tuvo la fortuna de los partidos pasados. “El Tin” remató sobre el horizontal después de robar un balón y quedar solo ante Cristian Méndez, el portero español que jugó el segundo período. Y luego, al igual que en el tercer episodio, estrelló dos disparos en el travesaño.

Fue quizá el desgaste físico de tres partidos al hilo el que le pasó factura a Agustín, “el Maguito”, como le bautizaron los presentadores de la cadena Fox Sport.

Al final, aunque la corona se quedó en México, Rudis Gallo puede gritar con orgullo a los cuatro vientos los nombres de sus guerreros, y decirle a El Salvador una vez más: “misión cumplida”.

A pesar de ser novatos en partidos de fogueo, según palabras de Gallo, ninguna de las selecciones fue más que la Azul de playa y eso invita a soñar con un cuarto mundial al hilo, pero también a trabajar. Ni uno de los nueve que jugaron los partidos quedó a deber en garra, sacrificio y entrega, pero sí hubo detalles por mejorar, como los saques de Portillo, impreciso en la mayoría de las veces, o un pivote más que oxigene a Agustín y pueda ocupar a cabalidad la plaza del todavía lesionado Frank Velásquez.

Por ahora, hay que celebrar y celebrarle a una selección que no se cansa de regalar sonrisas y satisfacciones a un pueblo cansado de la violencia y de las promesas sin cumplir.

Fuente:
www.laprensagrafica.com

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