

Un tanto de Leo Messi de penalti en el minuto 90 dio un triunfo engañoso a la selección argentina en su duelo con Portugal. El combinado luso puso el juego en un choque lleno de ocasiones y que equilibró tras el tanto de Di María con un gol de Cristiano Ronaldo. Después, cuando ambos firmaban el empate, apareció Messi para decidir desde los once metros.
La 'pulga' marcó esas diferencias reclamadas por el entorno de la albiceleste pero volvió a poner de relieve que el problema no es suyo, sino de lo que hay alrededor. Que es, por cierto, mucho menos consistente de lo que rodea a Cristiano Ronaldo en Portugal. Hoy mucho más equilibrada y con mayores argumentos que los de Batista.
El seleccionador argentino apostó por un mediocampo con un doble pivote defensivo con Mascherano y Cambiasso para otorgar la batuta a Banega. El jugador del Valencia hace tiempo que dejó de ser ese futbolista trascendente en la creación. Su habilidad para ausentarse se manifestó, una vez más, y Messi tuvo que arrancar veinte metros más atrás de lo que debería y desarrollar funciones que no le corresponden.
Un invento de Messi En una de esas galopadas llegó el primero. La 'pulga' sorteó a varios rivales y con una precisión de francotirador soltó un pase milimétrico que Di María agradeció. De nada sirvió el inicio agresivo de Portugal. Las balas de la albiceleste, para desgracia de los chicos de Paulo Bento, no eran de fogueo.
Pero el equipo luso es un grupo coherente, fiable y constante en lo que hace. Sin grandes alardes, pero con los principios básicos como fundamento, insistió hasta encontrar resultados. Con la electricidad de Nani y Cristiano Ronaldo, Meireles como hombre escoba y el instinto de Almeida, puso a Argentina contra las cuerdas.
En un cabezazo del '9' luso y la potencia e instinto de CR llegó el empate. La velocidad del madridista decantó la balanza en el duelo con Romero. De ahí al descanso, un calco de sensaciones. La lógica futbolística lusa frente a la pegada de Messi y compañía.
CR y la frustración de Almeida Porque puntería, los de Paulo Bento, más bien poca. Que se lo digan a Almeida, que se empeñó en mandar fuera un balón que ya estaba prácticamente dentro. O a Cristiano, errático en una finalización fácil tras recoger un rechace en un cabezazo al larguero.
Ahí acabaría el balance ofensivo luso. Con esa ocasión y con la salida de Almeida, Nani y Cristiano Ronaldo. Creció Argentina a partir de entonces alrededor de, por supuesto, Leo Messi y de Javier Pastore. El jugador del Palermo tiene presencia y facilidad para asociarse y facilitar las transiciones en las zonas decisivas. Justo lo que necesita Argentina. En esa ocupación inteligente del espacio encontró tres ocasiones inmejorables para marcar: dos se fuero al palo y otra al pecho de Rui Patricio.
Ambos se quedaron sin tiempo para hacer más demostraciones de su falta de puntería pero Coentrao, inoportuno, quiso conceder otra más a la albiceleste, esta vez desde los once metros. Messi no desaprovechó el regalo y decidió. Es lo que, al fin y al cabo, se le pide. ¿O no?
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El quarterback de los Packers lanzó tres pases de touchdown y Nick Collins anotó otro tras interceptar un balón, con lo que Green Bay se encumbró en lo más alto de la NFL al vencer el domingo 31-25 a los Steelers de Pittsburgh y conquistar la cuarta corona del Super Bowl en su historia.
Los Packers ganaron las primeras ediciones del campeonato de la NFL, con Vince Lombardi como entrenador y Bart Starr de mariscal de campo. El otro fue atrapado con Brett Favre en 1997.
Pittsburgh estuvo abajo 21-3 poco antes del descanso, pero con una gran actuación de su quarterback Ben Roethlisberger se acercó 28-25 al promediar el cuarto periodo con un pase de touchdown y sumar dos puntos en la conversión.
Roethlisberger tuvo otra oportunidad. Forzado a avanzar 87 yardas con 1:50 por jugar, el mariscal no logró traspasar el balón del mediocampo.
Luego que los Packers agotaron los últimos segundos, Rodgers _consagrado como el Jugador Más Valioso del partido_ se apoderó del balón y empezó a saltar de alegría. Bajo una lluvia de confeti y serpentinas doradas, se fundió en un abrazo con su compañero Clay Matthews Jr. en el centro de la cancha del estadio en el norte de Texas.
"Este es un día fabuloso para ser fabulosos", dijo Jennings.
"Hemos sido un equipo que todo el año logró superar adversidades", añadió. "Nuestra capitán se lesiona, con la voz quebrantada en el vestuario. Nuestro principal adversario se lesiona, muchas emociones en el vestuario. Pero supimos encontrar la forma de inspirarnos en eso para emplearlo en el campo".
Esta fue apenas la segunda vez que Pittsburgh sucumbe en un Super Bowl. Los Steelers se mantienen como el equipo más laureado con seis y comparten el récord de más presentaciones con ocho.
Green Bay dominó la primera mitad, en la que Rodgers lanzó dos pases de touchdown.
Bisoños en este tipo de citas, los campeones de la Conferencia Nacional arrancaron a todo vapor.
Se suponía que Pittsburgh era el equipo de la experiencia _su tercera presencia en seis años_ pero su primer tiempo estuvo marrado por lesiones y descuidos con el balón. Muy bien se hubiesen puesto a lamentarse con la cantante Christina Aguilera, quien se equivocó con la letra al entonar el himno nacional.
Green Bay sacó ventaja 14-0 con touchdowns en jugadas sucesivas: un touchdown de 29 yardas gracias a la atrapada de Jordy Nelson y luego el pase interceptado de Collins.
Rodgers aumentó la diferencia 21-3 al conectar un pase de 21 yardas a Greg Jennings. El ovoide pasó zumbando cerca del safety Ryan Clark. Jennings hizo ver fácil un exigida atrapada. Esa ofensiva se propició tras una intercepción de Jarret Bush en el medio del campo.
Roethlisberger fue de menos a más.
Luego del touchdown de Jennings, Roethlisberger orquestó una ofensiva desde bien atrás de su territorio, que incluyó un pase de 37 yardas a Antwaan Randle El. Pittsburgh culminó una avance de 77 yardas con siete jugadas con un pase de touchdown de ocho yardas atrapado por Hines Ward.
Las lesiones afectaron a ambos.
Los Steelers sufrieron las bajas del tackle derecho Flozell Adams (hombro), el cornerback Bryant McFadden (cadera) y el receptor Emmanuel Sanders (pie) por golpes. McFadden y Adams reaparecieron posteriormente.
En Green Bay, su receptor Donald Driver salió con un golpe en el tobillo y su cornerback Charles Woodson quedó fuera al fracturarse la clavícula izquierda.
La concurrencia de 91.060 espectadores que pagaron entrada o 103.219 al sumar a los "acreditados". Pero se quedó corta del récord.
El primer Super Bowl en el Estadio de los Cowboys, una impresionante estructura que costó 1.200 millones de dólares, coronó una semana con un clima de nieve y frío que provocó toda clase de inconvenientes.
Las cosas tampoco salieron a pedir de boca el día del partido, ya que se declaró insegura una zona de butacas temporales. Aproximadamente 1.250 aficionados fueron cambiados de lugar: 400 a quienes no se les permitió permanecer dentro del estadio y 850 que fueron colocados en otro sitio dentro del mismo.
Varios famosos y políticos concrrieron. Estaba el ex presidente George W. Bush y el jugador de béisbol Alex Rodríguez, a quien se le vio cuando la actriz Cameron Díaz le daba palomitas de maíz.
Como siempre, fue un derroche de espectáculo que coronó una temporada en el que la liga alcanzó nuevas cumbres de popularidad, pese a una serie de tribulaciones fuera de la cancha. Ahora se abre el compás a la incertidumbre ante la amenaza de una paralización debido a que los dueños de equipos y los jugadores no se han puesto de acuerdo en torno a un nuevo contrato colectivo.
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