¿Cruel?, Quizá. Pero la regla tal simple en este deporte es que gana el que anota, punto. Honduras aprovechó una y nos liquidó tras el cabezazo letal de Johnny Leverón al minuto 77 y otra contra de Marvin Chávez en el descuento y borró la ilusión de un grupo de obreros que llegó sin complejos ante uno de los favoritos de la Copa.
Rugamas mandó al que consideró su equipo idóneo para la ocasión. Utilizó una doble contención conformada por Víctor Turcios y Dennis Alas, la misma que ante Panamá, y contó con tres volantes de llegada:Arturo Álvarez, Osael Romero y Jaime Alas; en el ataque dejó en soledad a Rafael Burgos.
La única ausencia fue la del lateral derecho Xavier García, por acumulación de dos cartulinas amarilla; su sustituto fue el metapanecos Milton Molina, y también utilizó a Luis Anaya para que hiciera pareja con Marvin González en la zaga central.
La misión salvadoreña era la de tapar la salida por las bandas y ser más cuidadoso en la entrega del balón. Aseguró su mediocampo con jugadores de buen toque de balón y con llegada sobre el marco rival, para que Burgos no se viera en absoluta soledad ante las torres hondureñas.
Como se esperaba, el partido inició apretado, con ambos equipos manteniendo la distancia sobre su adversario, más pensado en evitar el error que buscar la ventaja. El Salvador buscó mantener el dominio de la pelota, en tanto que los catrachos presionaron sobre la salida para robar el balón en una zona delicada para luego complicar.
Fue a través de un robo de balón de Álvarez al minuto 13 que El Salvador realizó su primer remate a marco con claridad de gol. Burgos tomó el balón y lo cedió a Jaime Alas, y el pequeño zurdo se abrió un espacio y remató a distancia, obligando a Valladares a enviar al córner.
Acto seguido, Burgos ganó en el salto a las torres catrachas en el centro, pero su cabezazo se fue por arriba en la que fue otra buena oportunidad para abrir el marcador. El Salvador hacía lo suyo, presionando y cerrando los espacios para buscar con sus volantes habilidosos una chance para complicar a la zona baja de Honduras.
La selección salvadoreña cumplía muy bien su papel en los primeros trazos, que era presionar y ganó así buenas ocasiones por agarrar mal parada a la zaga hondureña. Incluso, obligó a las faltas recurrentes que terminaron en amonestaciones para el rival.
La mejor oportunidad llegó al minuto, 25 cuando Burgos tuvo un mano a mano con el meta Valladares tras una excelente asistencia de Osael Romero que le permitió ganar las espaldas y emprender la corrida. Sin embargo, el ariete adelantó demasiado el balón y permitió al portero achicar los espacios para luego rechazar con su cuerpo.
Hasta ese momento, El Salvador hacía méritos para ponerse en ventaja, pero la definición no aparecía. Lo complicado era que tras no concretar, los contragolpes en velocidad de los hondureños eran casi letales, así como los tiros de esquina, en los que casi siempre ganaron por arriba.
Ya en la segunda mitad, la única indicación para Burgos y compañía era simple: anotar. Se escucha y se escribe muy fácil, pero era la única ruta para superar a un rival complicado. Si había una oportunidad, esa era anoche, pues la azul hacía todo lo necesario y acumulaba méritos para sobreponerse a los catrachos.
Tras el dominio, el estratega catracho Juan de Dios Castillo se vio obligado a realizar su primera variante. Mandó a a Walter Martínez en lugar de Luis Ramírez, como un claro ejemplo que buscó que su equipo reaccionara y tuviera más peso ofensivo.
Sin embargo, las llegadas eran más constantes para la escuadra azul, y Dennis Alas volvió a probar los reflejos del portero Valladares tras otro remate por el sector izquierdo en el cobro de un tiro libre. El meta fue importante para evitar el gol en otra llegada clara al minuto 58.
Ingresó Andrés Flores en lugar de un cansado Álvarez (había disputado los cuatro partidos de la Copa hasta el momento) y su misión fue la de colaborar en la creación.
Pero la ilusión se acabó al minuto 78, cuando se volvió a fallar en la marca. Ya habían avisado en el juego aéreo y los tiros de esquina, pues esa misma receta llegó cuando Johnny Leverón saltó sobre los zagueros y conectó de cabeza para mandar el balón al fondo.
Ya con ese clavo ardiente, El Salvador buscó desesperadamente el empate, pero nunca llegó. Ingresaron Léster Blanco y Gilberto Baires, pero los cambios catrachos surtieron más efecto y el cronómetro dictó sentencia.
Llegó Marvin Chávez en una contra letal que agarró mal parada a la zaga cuscatleca y puso el 2-0 definitivo. Se luchó hasta el final y se arriesgó sobre el marco de Valladares, pero siempre la bendita definición estuvo fuera de nuestro alcance.
Fuente:
www.elgrafico.com
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