Messi es un hombre tranquilo. Es aconsejable no enfadarle. Después de 29 minutos de nada, una decisión ridícula del árbitro -que ya había mostrado amarilla a Messi- provocó las protestas de los jugadores del Barcelona. Messi estaba enojado , gesticulando al árbitro con el dedo. Apenas un minuto después, Sergio Ramos cargaba con violencia innecesaria contra La Pulga, derribándola.Enfadaron a Messi. Pared con Xabi, Messi entra el área ,control con el pecho, regate magistral, remate ante Casillas, gol del Barcelona.
No enfaden a Messi. Hasta ese momento el clásico había sido rehén de la táctica. No había pasado absolutamente nada. El Madrid intentaba poner presión a Alves cambiando de banda a Cristiano, Marcelo intentaba llevar el ataque de su equipo. Cada entrenador movía sus fichas en un aburrido juego de ajedrez que impedía ver el fútbol.
El gol abrió un poco el partido, no demasiado. El Real Madrid estaba enredado en su propia maraña defensiva y lo único que pudo montar en ataque en toda la primera parte fue un contragolpe que se deshizo como una bicicleta sin tuercas.
Así terminó la primera parte.Un destello de Messi y nada más.
Otro consejo, esta vez para los defensas. No digan a la prensa que saben como parar al argentino. Especialmente cuando no es verdad.
La segunda parte devolvió el sopor al partido. Marcelo era el mejor del Real Madrid y ni Messi ni Cristiano recibían el balón. El Barcelona jugaba a base de pases largos, algo que nunca ha hecho. El Madrid robaba para volver a perder. Así una vez y otra vez más. Pellegrini aumentó la guardia pretoriana que acompañaba a Messi. Tres hombres cada vez que entraba en contacto con la pelota.
La ecuación es bastante simple, si hay tres pendientes de Messi... ¿quién está con Pedro?. Dos toques solamente, uno de Xavi al hueco, Pedro que encuentra la espalda de la defensa, un pase largo, metros por delante, Arbeloa persiguiéndole y antes de que le derribara ya había puesto el balón en el lugar que más duele. El fondo de las mallas.
Reaccionó el Madrid, dos disparos lejanos que Valdés detuvo sin problemas, una oportunidad de gol para Van der Vaart que no podrá olvidar en varios días y las opciones a balón parado que Cristiano no podía convertir.Todo se estrellaba en Valdés.
El árbitro, del que nadie se acordaba por aquel entonces, decidió volver a cobrar protagonismo, olvidando expulsar a Sergio Ramos dos veces en apenas dos minutos.
Cristiano, por su parte, perdió la oportunidad de marcar y Pellegrini, en acto de desesperación dio entrada a Raúl. El Real Madrid, que veía el minuto 70 en el marcador reaccionó y fue entonces cuando empezamos a ver un auténtico clásico.
Messi volvió a inventarse una colaboración con Xabi y Casillas evitó el tercero. El Real Madrid se lanzó al ataque olvidándose de Messi, de Xavi y el juego empezó a adquirir velocidad. El Madrid pidió pelea y el Barcelona aceptó.
El desgaste fue para el Madrid y el Barcelona empezó a tocar, a buscar espacios, a los pequeños, las bandas, el centro, y otra sensacional jugada de Messi volvió a encontrase con Casillas.
Pellegrini decidió hundirse con el barco. Benzema entraba en el minuto 80, justo cuando Milito, lesionado, se retiraba del campo. El público no estaba demasiado contento con la decisión de retirar a Higuiaín, pero el público a estas alturas había dejado de entender muchas cosas. Guti y Raúl estaban en el campo, pero los que mandaban eran Iniesta y Xavi. Cristiano estaba jugando, pero el que brillaba era Messi.
Los pequeños seguían recibiendo golpes. Pedro e Iniesta sufrían patadas, empujones y codazos cada vez que tocaban el balón, pero seguían en la pelea. El Madrid empezaba a perder los nervios. Xabi Alonso y Garay daban patadas a todo lo que se movía y el público empezaba a abandonar el estadio. Era el minuto 84. Las cosas no habían ido como esperaban. La historia de este año en el Madrid.
Fuente:
www.yahoo.com.mx
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