Y así fue. Lo más desconcertante que hizo el Zaragoza antes del descanso fue obligar al Barça a atacar hacia la portería de la Diagonal, en contra de hacerlo hacia la Travessera de Les Corts, como es habitual. Las 'avispas' de Aguirre tenían el aguijón de vacaciones y se dedicaban a cerrarse para entorpecer los intentos ofensivos barcelonistas.
Guardiola dio descanso de inicio a Mascherano, Iniesta y Villa, quizá pensando en San Siro. Minutos para el joven Cuenca -cada vez más descarado y enchufado en el juego del equipo-, para el recuperado Alexis... y para Messi. Leo no quiere descansar y no hay quien le frene por las buenas.
Y PIQUÉ 'PICÓ'
Como tampoco nadie pudo frenar a un hombre que marca pocos goles -no es su misión principal, sino evitarlos- pero que cuando lo hace, lo hace a lo grande (¿recuerdan el 2-6 del Bernabéu?). Tras un saque de falta del maestro Xavi, emergió la figura de Gerard Piqué Bernabéu, mucho más veloz que el zaragocista Mateos, para sorprender a Roberto. Lata abierta y fin a las dudas, si es que las hubo.
Una tímida subida visitante capitaneada por Hélder Postiga y abortada por Piqué fue el preludio de un bombardeo a la meta de Roberto. Fueron tres minutos en los que nadie en el mundo hubiera deseado ser defensa del Zaragoza. Primera andanada de Messi en una doble ocasión. Después, triple oportunidad seguida firmada por Messi, Cesc y Alexis. Y para acabar la traca sin premio, nuevo disparo de Messi, rechace maño y chut de Maxwell que no ve puerta.
Pasó la tormenta imperfecta, pero no la calma para los zaragocistas. A dos minutos del descanso, Cesc Fàbregas sacó de su chistera un pase genial hacia Leo Messi. El de Rosario, en posición correcta, controló, definió y no perdonó esta vez a Roberto. 2-0 y a vestuarios. El trabajo ya estaba hecho y faltaba corroborarlo.
APRIETO SIN AHOGO
Javier Aguirre movió piezas en la reanudación, apostando por la clase de Lafita y Micael en perjuicio de Barrera y del exespañolista Luis García. En los primeros cinco minutos, tanto el aragonés como el portugués tuvieron opciones de inquietar a un Víctor Valdés que ni se despeinó. Ni falta que le hacía, viendo la inoperancia visitante. Balas de fogueo de los maños.
Los barcelonistas seguían a lo suyo. Más ataques hacia los dominios de Roberto, con servicios tan buenos de Cesc como el que envió a la testa de Keita. El de Mali cabeceó con suavidad para que llegara al área un invitado inesperado, Carles Puyol. El capitán, a quien el recordado Andrés Montes bautizó como 'Tiburón', fue más tiburón que nunca en el área y a base de garra, casta y porfía logró su objetivo. Gol a trompicones, pero gol.
La historia del partido estaba finiquitada desde hacía muchos minutos. Era hora de seguir pensando en la 'final' de Milan y Guardiola entregó la toalla a Xavi y Alexis. Al césped, los finos estilistas Thiago e Iniesta. Y la tarjeta de visita del de Fuentealbilla pudo ser letal: estuvo a punto de aprovechar un excelente pase en profundidad de Leo Messi, pero no acertó a batir a Roberto.
LLEGAR Y BESAR EL SANTO
También salió al campo David Villa, con ganas de 'mojar'. Y el asturiano lo logró a la primera, como siempre le gustaría lograrlo, para deleite de sus defensores a ultranza. Un centro de Isaac Cuenca -envenenado tras tocar en el defensa zaragocista Ponzio- llegó a los dominios del de Tuilla, quien conectó un remate en plancha que podría servir de ejemplo en las escuelas de futbolistas. Fue la rúbrica a una goleada tranquila.
Los minutos pasaban y casi todos deseaban que Undiano pitara el final. El Barça, para descansar y centrarse en el partido del miércoles. El Zaragoza, para olvidarse de la goleada y seguir luchando por la permanencia. Los tres puntos se quedaron en el Camp Nou, la portería de Valdés volvió a quedar inmaculada en casa en partido de Liga y a otra cosa. Próxima parada, Milán.
Fuente:www.sport.es
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