Nuevo reto superado por el Barça de Pep Guardiola. El ultraconservador Rubin Kazan ha dejado de ser su antídoto en el encuentro que cerraba la primera fase de la Champions.
A los únicos que les iba la vida era a los de Kurban Berdyev porque los locales acudían matemáticamente como líderes de grupo. A pesar de ello se ha repetido la historia de los otros Barça-Rubin Kazan. Uno proponía jugar y el otro se negaba. En este caso, el resultado final ha favorecido a los que apostaban por el fútbol ofensivo. Pep Guardiola ha aprovechado la exigencia y a la vez la instrascendencia del test para practicar diversas formaciones.
Nuevo dibujo de entrada
Y es que, por el planteamiento inicial de unos y otros, costaba deducir quién de los dos necesitaba realmente los puntos. El Rubin -con el portero perdiendo tiempo desde el principio- tejía su tradicional telaraña defensiva, con una línea de cinco o seis hombres. Para combatirla, el Barça ha innovado con un 3-4-3, en el que sorprendía ver a Busquets de central, a Maxwell de interior y a Adriano de extremo izquierdo.
Pocas opciones
El panorama era idéntico al de los otros tres duelos entre ambos equipos: el Barça dominando por completo y buscando espacios para acercarse al portero Rhyzikov, mientras un Rubin Kazan ordenado meticulosamente esperaba su oportunidad para contraatacar. Y como en los otros enfrentamientos las ocasiones claras se han hecho de rogar. Era un éxito lograr una opción franca para disparar en medio de un bosque de piernas. Es por eso que los jugadores del Barça no se lo pensaban mucho al aproximarse al área rival, aunque el punto de mira no estaba demasiado afinado.
Cambios forzados
Los contratiempos provocados por las lesiones de Jeffren (min 11) y Bojan (min 33) han obligado a Guardiola a modificar nuevamente el dibujo. Ha vuelto al 4-3-3, con Mascherano y Busquets compartiendo el doble pivote. Con este sistema la posesión azulgrana se ha mantenido por encima del 80%, pero el control absoluto y las pinceladas de fantasía de Thiago Alcántara no eran suficientes para derribar el muro visitante.
Motivos para divertirse
Tenía que ser Thiago el que desarticulara el entramado de Berdyev. Una acción personal suya en un córner la ha culminado Fontàs con la colaboración de un jugador del Rubin (min 50). Se animaba el partido en el segundo tiempo. El Camp Nou ha enloquecido con el gol y con la aparición de Leo Messi para calentar. Se entreveía diversión. Y no por la reacción del campeón ruso, inofensivo excepto en una contra en el minuto 62. Al margen de ello, su ambición se limitaba en dificultar la salida de balón del Barça.
¡Hasta los octavos!
Media hora ha dado el cuerpo técnico a Messi. Lo juega todo el '10'. Su presencia ha alentado a la afición y al equipo. Con él sobre el terreno de juego el cuadro azulgrana ha tenido más dinamismo en punta, ha abierto agujeros y Víctor Vázquez ha firmado el 2-0 con una impecable definición. La maldición del Rubin era historia. El próximo reto del Barça en la Champions serán los octavos de final.
Fuente:
www.fcbarcelona.com
A los únicos que les iba la vida era a los de Kurban Berdyev porque los locales acudían matemáticamente como líderes de grupo. A pesar de ello se ha repetido la historia de los otros Barça-Rubin Kazan. Uno proponía jugar y el otro se negaba. En este caso, el resultado final ha favorecido a los que apostaban por el fútbol ofensivo. Pep Guardiola ha aprovechado la exigencia y a la vez la instrascendencia del test para practicar diversas formaciones.
Nuevo dibujo de entrada
Y es que, por el planteamiento inicial de unos y otros, costaba deducir quién de los dos necesitaba realmente los puntos. El Rubin -con el portero perdiendo tiempo desde el principio- tejía su tradicional telaraña defensiva, con una línea de cinco o seis hombres. Para combatirla, el Barça ha innovado con un 3-4-3, en el que sorprendía ver a Busquets de central, a Maxwell de interior y a Adriano de extremo izquierdo.
Pocas opciones
El panorama era idéntico al de los otros tres duelos entre ambos equipos: el Barça dominando por completo y buscando espacios para acercarse al portero Rhyzikov, mientras un Rubin Kazan ordenado meticulosamente esperaba su oportunidad para contraatacar. Y como en los otros enfrentamientos las ocasiones claras se han hecho de rogar. Era un éxito lograr una opción franca para disparar en medio de un bosque de piernas. Es por eso que los jugadores del Barça no se lo pensaban mucho al aproximarse al área rival, aunque el punto de mira no estaba demasiado afinado.
Cambios forzados
Los contratiempos provocados por las lesiones de Jeffren (min 11) y Bojan (min 33) han obligado a Guardiola a modificar nuevamente el dibujo. Ha vuelto al 4-3-3, con Mascherano y Busquets compartiendo el doble pivote. Con este sistema la posesión azulgrana se ha mantenido por encima del 80%, pero el control absoluto y las pinceladas de fantasía de Thiago Alcántara no eran suficientes para derribar el muro visitante.
Motivos para divertirse
Tenía que ser Thiago el que desarticulara el entramado de Berdyev. Una acción personal suya en un córner la ha culminado Fontàs con la colaboración de un jugador del Rubin (min 50). Se animaba el partido en el segundo tiempo. El Camp Nou ha enloquecido con el gol y con la aparición de Leo Messi para calentar. Se entreveía diversión. Y no por la reacción del campeón ruso, inofensivo excepto en una contra en el minuto 62. Al margen de ello, su ambición se limitaba en dificultar la salida de balón del Barça.
¡Hasta los octavos!
Media hora ha dado el cuerpo técnico a Messi. Lo juega todo el '10'. Su presencia ha alentado a la afición y al equipo. Con él sobre el terreno de juego el cuadro azulgrana ha tenido más dinamismo en punta, ha abierto agujeros y Víctor Vázquez ha firmado el 2-0 con una impecable definición. La maldición del Rubin era historia. El próximo reto del Barça en la Champions serán los octavos de final.
Fuente:
www.fcbarcelona.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario